HIELO

'Unos dicen que el mundo sucumbirá en el fuego, otros dicen que en el hielo. Por lo que yo he probado del deseo estoy con los que apuestan por el fuego. Pero si por dos veces el mundo pereciera creo que conozco lo bastante el odio para decir que, en cuanto a destrucción, tambien el hielo es grande y suficiente.'

Yo he tenido la suerte o la desgracia de convivir con ambos y a día de hoy no he decidido a cúal de ellos le prometería un compromiso eterno. El dolor de la frialdad, la ignorancia como arma de doble filo, la ausencia de latidos, el odio por los cuatro costados, el poder de congelarte los sentidos; el hielo. El quemarte vivo, el ahogarte entre cuerpos, el caer en tentaciones, la pasión desbordada, el amor como motor del mundo, los vicios en exceso; el fuego.

El hielo no es perecedero. El hielo se derrite siempre que todo aquello que le rodea se ve alterado por un cambio. El hielo cala, hasta los huesos, pero pocas veces mata. El hielo de esa copa de alcohol que te enfría cada milímetro en la garganta cuando se abre paso. No es accesible, no se puede fabricar con tus manos. No todos los humanos soportan el frío. 

Pero ahí está, y te convierte en un ser impasible. Te ofrece la libertad de no justificar y de volar sin aterrizar. Es el camino sin cuerdas que te impidan alcanzar el triunfo. Te asegura el poder de controlar, de destruir y construir. Te muestra los mapas del mundo sin barreras. Te hace fuerte. Te transforma en invencible ante la gran multitud....

Sí, yo siempre fui esclava del

hielo, y ahora miradme.