No actúes como si no supieras que conozco cada uno de tus movimientos. No sonrías como si no supieras que me sé de memoria todos tus miedos. Ya sé que sobrevuelas, que vigilas, que no das explicaciones. Pero yo nunca estuve abajo, siempre supe vigilarte y aprenderme tus razones. Que no porque me haya acostumbrado a callarme significa que no me queden mil palabras que susurrarte y gritarte. Pero hasta las frases más lanzadas y sinvergüenzas van marcadas con una fecha para ser dichas de forma correcta. Así que mejor respiremos; yo por mi impaciencia, tu por tus miedos. Y no nos preocupemos, que si hay algo que nos sobra es tiempo.
precioso
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