8.7.13

La cobardía.

Me he tropezado con ella infinidad de veces. He tratado de invitarla a marcharse, pero ha terminado por estropear todo lo que me importaba. Al principio nunca sale, sabe esconderse como un amante. Luego, con el tiempo, aparece para arrancarte todas las posibilidades. Aprendí a vivir sin ella cuando su presencia en los demás comenzó a herirme. Se disfraza de actitudes y se delata en las explicaciones. Es como esa mala hierba que intoxica hasta matar, pero nunca muere. Amenaza cuando menos lo esperas y se hace grande conforme se recalca su presencia. Cuanto más le haces caso, más imposible es derrotarla. La enfrenté en varias ocasiones antes de que se llevara lo que más quería, pero ya no dependía de mí y tuve que rendirme. Ha sido más fuerte que yo, me ha ganado desde el otro bando en las últimas encrucijadas. Nadie la quiere; todos niegan tenerla, pero yo la he sufrido cada una de las veces porque ninguno ha sabido controlarla. Incluso llegan a odiar la palabra que la representa. Yo no sé si algún día dejaré de encontrármela por el camino, solo espero que en algún momento alguno de ellos sepa detenerla como detuve yo la mía.







5 comentarios:

  1. Mimi, ¿a dónde has ido? Mi twitter está incompleto sin ti.

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  2. Totalmente de acuerdo. Sobra cobardía, me sobra, le sobra.

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  3. Cobardía, curiosa palabra, ¿verdad? Es casi increíble todo lo que se puede esconder tras esas ocho letras, y que lo que expresa pueda apoderarse de ti y llegar a consumirte por completo. Impedirlo está en las manos de cada uno, espero que hayas sabido hacerlo, ojalá todos supiésemos.
    Precioso texto, precioso blog, preciosa tú.

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  4. Te leo??me lees?nos leemos?...nos conocemos??escribes como si estuvieras en mí!me das miedo :)

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