21.1.13

Historias que no existen.

'Mantén la calma' se repitió una undécima vez. Decidió que lo mejor era entrar en la cafetería y sentarse. Entre los catorce centímetros de más que paseaba su cuerpo y el temblor frenético de sus rodillas, no le costaba visualizarse en el suelo en los próximos minutos.

Tenía una cita.

Le asustaban las citas.

Odiaba las citas.

Empujó la puerta suavemente y miró al suelo mientras entraba. Notó el cambio climático nada más escuchar el sonido sordo del tacón derecho al pisar esas baldosas de mármol gris. La calidez llegó tan rápido como los dos pinchazos en ambas sienes. Pestañeó fuerte,esperando que huyera esa jaqueca que se avecinaba. Nada. Suspiró como último recurso.

Retiró la silla de la mesa más cercana a la puerta; si tenía que salir corriendo al menos que la distancia no fuera muy larga. Apoyó el bolso sobre la mesa de madera de roble y se sentó acomodándose la falda. Sacó un bolígrafo azul y empezó a garabatear palabras y dibujos en una servilleta de papel. De esas que agradecen tu visita como si las hubieras acariciado durante tu estancia. Dibujar le distraía y le concentraba al mismo tiempo.

Llegaba tarde. Empezaba mal. Detesta esperar.

En ese momento se abrió la puerta y ella elevó lentamente la cabeza. Era guapo. Llevaba una americana negra sobre una camisa color crema. Su perfume se esparció por la sala. De repente aquel lugar ya no parecía tan vacío. No gesticularon ninguno de los dos; no hasta que el tomó asiento y le sonrió.

- Estaba deseando conocerte.
- Lo sé.

Él sonrió y sacudió la cabeza como signo de rendición

- ¿Sabes? lo que más me gusta de ti es aquello que no le toleraría a nadie más.
- ¿Eso qué significa?
- Que pase lo que pase entre tú y yo, sé que acabarás conmigo tarde o temprano.
- Bueno, puedes salir por la misma puerta por la que has entrado.
- Lo haría, si no fuera porque acabo de perderme.
- No seas absurdo, ¿perderte dónde?
- En cada uno de los segundos que pasan entre cada uno de tus latidos desde que he entrado en esta sala.
- Vaya, ya no tengo que confesar que estoy nerviosa.
- Me gusta verte nerviosa, quiere decir que tengo algún tipo de efecto sobre ti.
-¿Y ahora qué?
- Ahora déjame darle un bocado a tu corazón.

7 comentarios:

  1. Impresionante, como siempre :D.

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  2. Cuando he acabado de leer, me he preguntado: ¿Esto puede llegar a ser real? La respuesta estaba en el título y es la mas simple de las que se pueden obtener.

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  3. Te juro que al leer la última frase me ha dado un mini- infarto. Qué grande y qué preciosa eres!

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  4. este me ha encantado mimi! te lo acabo de decir por whatsupp, escribes genial!! :)

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  5. No es la primera, ni la segunda vez, que lees palabras que alaban tus textos. Lo siento, esta es otra vez más. Siempre te leo y no te habia comentado, así que me parecía de recibo, al menos, escribirte algunas palabras, en uno de mis textos favoritos. Simplemente me apetecía reflejar esa sensación especial que se tiene cuando lees un texto y de alguna u otra manera te sientes identificado, recuerdas ese momento, esa situación pasada o a esa persona y para bien o para mal, te emocionas. En varias ocasiones has comentado que escribes porque te sientes mejor. Pues te agradezco que en su momento decidieras compartir tus textos con nosotros porque nos gusta leerte, y hablo en plural porque se que mucha gente piensa como yo.
    Espero que, a pesar de algunas críticas que recibes aquí o comentarios impertinentes de otras redes sociales, sigas con la ilusión de escribir, una u otra historia, da igual, el caso es transformarla en palabras bonitas, lo cual en mi opinión, sabes hacer.
    Ánimo, suerte con el libro (que no la necesitas) y un besote enorme :)

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