12.3.12
LO QUE NADIE SUELE SABER
Trajeado, elegante donde los haya. La corbata permanece anudada, en su cuello, como los nudos de mentiras que se forman en su garganta. No hay arruga que se le resista, ni la camisa se atreve a salirse de su lugar. Acaricia el asfalto, pero con pasos firmes, como si de las curvas de una mujer se tratara. Tiene una boca fabricada con las medidas precisas para convertirse en el centro de atención cuando emite una sonrisa. Es la copa que siempre seleccionaría una mujer cuando quiera gritar a las cuatro de la mañana mientras se vuelve loca hasta destrozar la cama. Si alguna vez hay un bullicio, tu mirada se clavará en él, porque fue creado para que todos los ojos se le posen encima sin pedir permiso. Parece que el ritmo de la música que escucha se adapta a su paso mientras anda. No hay perfección más tentadora que la coordinación entre sus manos cuando toca. Cálido entre sábanas y frío el resto del día. Tiene la mala costumbre de enamorar todo lo que roza y que le tengan envidia hasta el verde de las hojas. Parece ser feliz cuando respira. Pero en el fondo nadie sabe; no le conocen en absoluto. Mantiene la vista al frente, concentrándose en el aire para no acordarse de lo solo que está en el mundo.
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