23.3.12

La guerrera.

Ella siempre fue la que batallaba. Era la guerrera que nunca permitió que lucharan por ella. La princesa despiadada de la que no se sabía nada. Unos la amaban otros la odiaban. Se casó con el poder de las palabras. Le faltaba de orgullo todo lo que le sobraba de agallas. Arma mortífera a la hora de conquistar pueblos y ciudades. Pasaba de largo arrasando lugares. Luego decidía que no tenía espacio en su memoria y los borraba sin avisarles. Ha pisado todo tipo de tierras, desde el mismísimo cemento hasta la más suave arena. Se ha echo polvo las rodillas de tantas caidas, pero ella sabe que los guerreros están hechos a base de heridas. Solo teme a los recuerdos pues con el tiempo ha descubierto que es una de las pocas cosas por las que no se puede luchar. Amante descentrada que no tiene a nadie que la deshaga, fue clavándole alfileres a cada corazón con el que se cruzaba. Esclava de los campos de batalla. Diamante en bruto delante el mundo y cuando nadie mira es de porcelana. Dicen que la han visto perdida, desorientada, buscando la paz que nunca encontraba. Dicen que camina sin destino, que ha decidido llegar sin seguir los caminos. Dicen que se ha vuelto loca porque un día olvidó ser lo que era y desde entonces ya no está completa. Dicen que ha decidido dejar de luchar, que ahora tan solo es una ciudad más que poder conquistar...

Pero solo son rumores; ya sabes, a la gente le encanta hablar. Quizás ni si quiera exista y se quede en una leyenda urbana que con el tiempo se olvidará.

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